Ruth Lanius platica sobre DBR, orientación cerebral profunda
Jan 24, 2025
“El bote cayó al suelo, la asustó y entonces recordó la violación”
¿Qué enseña la reorientación profunda sobre el cerebro, DBR por sus siglas en inglés.?
El cerebro nos sirve para anticipar escenarios y adaptarnos. Si está en un entorno predecible y seguro con una familia o un grupo que lo son, no hace el esfuerzo de anticipar traumas, peligros o cambios...
¿Y si nuestro entorno no es seguro?
Si vivimos en un entorno bajo amenaza constante, nuestro cerebro también se adapta, pero con un estrés crónico que es el origen de trastornos y disociaciones.
¿Cómo se adapta nuestro cerebro?
Cuando percibimos un peligro nuestro cerebro emite un “sal corriendo”, pero si el peligro está en nuestra familia, trabajo, grupo... Si no podemos huir de él, ese “sal corriendo” ya no sirve y el cerebro se reconfigura y estresa para adaptarse.
¿Y sufrimos el trauma toda la vida?
Ese es el objetivo de la terapia: conseguir que el cerebro vuelva a predecir un entorno seguro y restablecer así el equilibrio.
¿Y lo logran?
Cuesta más lograr progresos en pacientes traumatizados que nunca han tenido la seguridad de un entorno predecible.
¿Tenemos neuroplasticidad aunque el cerebro esté muy dañado?
Tenemos neuroplasticidad siempre.
¿A cualquier edad?
A cualquier edad. Y estamos logrando cada vez más progresos con nuestra terapia de reorientación profunda del cerebro.
¿Podemos estar traumatizados por alguna experiencia sin saberlo?
En efecto, a menudo tratamos personas con depresiones cuyo origen desconocen.
¿Porque no saben qué lo causó?
Porque sufrieron la carencia de cuidador, cuidados y seguridad a una edad tan temprana que no eran conscientes y no podían verbalizarlo aún. Y por eso ahora tampoco.
¿Qué trastornos causa esa ausencia?
La ausencia de cuidador y de cariño en la temprana infancia tiene efectos graves y perniciosos en el desarrollo de la persona.
¿Por qué?
El sentimiento de que “nadie se cuida de mí” comporta un “no valgo la pena” de consecuencias muy dañinas.
¿Cómo tratar a quien lo sufrió?
Cuando el trauma no se puede verbalizar aplicamos técnicas de patrones de pensamiento; aproximaciones cuerpo-mente y métodos generadores de significado...
¿Son suficientes?
Las tres combinadas pueden generar sensaciones en el paciente que logren que su cerebro empiece a reorganizarse. Es entonces cuando conectamos las áreas neuronales que registran experiencias de sensaciones preconscientes con el lenguaje consciente.
¿Por qué los psicofármacos por sí solos no sirven para curar?
A veces los fármacos marcan la diferencia en un tratamiento, pero, en general, si logras una mejora del 30% con una medicación, es que recetas muy bien. Pero siempre es necesario, además de las medicinas, un enfoque no exclusivamente farmacológico.
¿Algún caso revelador?
A menudo sufrimos trastornos porque conectamos un trauma presente aún no muy grave con otro pasado que desconocemos. Por ejemplo, si fuiste un niño desatendido, la mera bronca de un jefe maleducado puede desencadenar una grave depresión.
¿Cómo procede usted entonces?
Sabemos que el paciente quiso ese “sal corriendo” cuando sufrió el trauma o la falta de cuidados de niño, pero entonces no podía huir. Para curarle ahora se trata de ayudarle a completar aquella acción. Es la psicoterapia motora sensorial. Ayuda en aquella huida.
¿Hacen correr al paciente?
Hay que cambiar su estado emocional con movimientos. Con la reorientación profunda desencadenamos en el adulto enfermo hoy las respuestas emocionales al trauma infantil que entonces sufrió sin dárselas.
¿Sin palabras?
Con estímulos tolerables. Por ejemplo, una paciente traumatizada por abusos sexuales los recordó de repente cuando cayó una lata en el supermercado donde compraba.
¿Le recordaba los abusos?
El susto del ruido inesperado la conectó con aquel trauma. Y pudo contarlo. Algo similar buscamos con nuestra terapia. Sin grandes sustos: con desencadenantes suaves que eviten que el paciente se bloquee y los rechace.
¿Por qué un ruido recuerda los abusos?
Es un desencadenante del recuerdo. Ser violada es sufrir miedo, indefensión. horror. Un ruido que la asusta de repente los provoca de forma muy suave, pero la ruta que atraviesan los dos estímulos en el cerebro es la misma.
¿Y ustedes saben cómo recorrerla?
Llevo 25 años ejerciendo la psiquiatría y estoy esperanzada por la base de datos que estamos recopilando con casos como el que le cuento y hemos logrado progresos significativos en muchos pacientes.
Curar a alguien victima de un asalto paralizado
“Traté a un paciente que había sufrido un atraco en su joyería y una grave herida. Se quedó paralizado al sufrir la agresión y fue incapaz de defenderse. Sufría una depresión y era incapaz de contar el robo. Cuando lo intentaba se paralizaba y ese paralizarse era la esencia de su sentimiento de culpabilidad por no haber sabido defenderse. Así que –explica Lanius– trabajamos con él en ejercicios de empujar con actitud de defensa activa gritando “¡No! ¡No! ¡No!”. Y fue poniendo así palabras al trauma. Sufrió al volver a ver fotos del ladrón, pero gestionó el dolor con reorientación cerebral. Le hicimos anticipar verbalmente aquel ataque antes de sentir el miedo con un “¡me va a atacar así!”. Y, poco a poco, fue capaz de verbalizar el recuerdo y de dar sentido a la experiencia. En doce sesiones aquel trauma paralizante se convirtió en un recuerdo