Esta medida dejaría al MAPS como la única fuente de tratamiento legal con MDMA fuera de los ensayos clínicos, lo que preocupa a Marks, ya que podría obstaculizar la innovación. "Crea una asimetría entre MAPS y otros grupos que podrían querer investigar para ayudarnos a comprender la seguridad", afirma.

No obstante, Kruse cree que la aprobación de la FDA fomentaría la innovación. "El panorama del trastorno de estrés postraumático es bastante amplio y no creo que se trate de un entorno en el que el ganador se lo lleve todo", afirma. Si MAPS es la única que puede desarrollar MDMA y administrar el tratamiento, podría incentivar a otras empresas a desarrollar y patentar sustancias químicas alternativas similares.

MAPS pretende comercializar MDMA con fines lucrativos, pero sus planes a largo plazo no están claros. En 2014, la organización creó una corporación de beneficio público (PBC), una empresa que intenta equilibrar los intereses financieros de los accionistas y el interés público. Un portavoz de MAPS PBC declinó responder si planea patentar su formulación, o especular sobre planes futuros. "Creemos que seremos los primeros en llevar la terapia asistida con MDMA a los pacientes", afirma el portavoz, lo que debería significar que MAPS puede comercializar la formulación en exclusiva durante cinco años y medio.

Más allá de eso, Doblin afirma que MAPS PBC no ha decidido cómo será su futuro. La empresa afirma que su programa de formación de terapeutas ha obtenido millones de dólares de terapeutas, consultas médicas y donantes que pagan por formar a profesionales en los ensayos clínicos. Pero si la terapia con MDMA se integra en los programas de formación estándar de psiquiatría y psicología, que es el objetivo de Doblin, esa fuente de ingresos podría agotarse. También le gustaría que la MDMA se legalizara por completo, lo que dificultaría su venta con fines lucrativos. "Estoy en el filo de la navaja entre el capitalismo y el altruismo", afirma Doblin.

Independientemente del futuro financiero de MAPS, anima a los investigadores a desarrollar otras drogas psicodélicas, como la psilocibina, o a reutilizar la MDMA como tratamiento de la depresión y las lesiones cerebrales traumáticas. Aunque la aprobación de la FDA tarde más de lo previsto, afirma, ya se han sentado las bases.

"El objetivo final es la salud mental masiva", afirma. "Pero llevará varias generaciones".